Ha llegado el momento de decirlo. La intersexualidad cerebral es lo que hasta ahora se ha llamado transexualidad.
Es un hecho biológico. Lo ha definido la biología. Por ejemplo, Antonio Guillamón, que ha escaneado cerebros de personas transexuales y ha descubierto sus afinidades cruzadas con cerebros de personas heteros.
No es un hecho de género, de cultura o de aprendizaje.
Como hecho biológico, no es binario, porque la biología no es binaria. En ella existen seres femeninos, seres masculinos y seres intersexuales. Lo que somos.
Las personas intersexuales lo somos en diversos planos: genético, cromosómico, de las vías internas, de las vías externas, cerebrales...
El cerebro es el que tiene mayor importancia en la conducta.
La conducta cruzada, en diversas formas, es la que expresa la intersexualidad cerebral. Todas son formas de intersexualidad cerebral, más o menos intensa, expresando la orientación, las relaciones no sexuales con personas de otro sexo, la genitalidad... Todas fundamentalmente intersexuales.
Biológicamente, tienen que ver con la impregnación androgénica del cerebro en la edad prenatal, que se hace en proporciones variables entre las personas XX, XY, XXY, etcétera.
Esto lo ha reconocido el Comité Olímpico Internacional recientemente, para resolver la frecuente presencia de personas variantes de sexo en las competiciones, midiendo sus niveles de testosterona.
En la historia personal de cada cual, esta realidad intersexual cerebral puede expresarse en actitudes más o menos confusas o decididas, pero las actitudes psíquicas dependen en realidad de una configuración cerebral previa, que se adapta a la realidad según los muy variados esquemas culturales que cada cual encuentre y elabore.
Desde ahora, para contribuir a la clarificación de esta realidad biológica, me voy a definir como intersexual cerebral.
Es un hecho biológico. Lo ha definido la biología. Por ejemplo, Antonio Guillamón, que ha escaneado cerebros de personas transexuales y ha descubierto sus afinidades cruzadas con cerebros de personas heteros.
No es un hecho de género, de cultura o de aprendizaje.
Como hecho biológico, no es binario, porque la biología no es binaria. En ella existen seres femeninos, seres masculinos y seres intersexuales. Lo que somos.
Las personas intersexuales lo somos en diversos planos: genético, cromosómico, de las vías internas, de las vías externas, cerebrales...
El cerebro es el que tiene mayor importancia en la conducta.
La conducta cruzada, en diversas formas, es la que expresa la intersexualidad cerebral. Todas son formas de intersexualidad cerebral, más o menos intensa, expresando la orientación, las relaciones no sexuales con personas de otro sexo, la genitalidad... Todas fundamentalmente intersexuales.
Biológicamente, tienen que ver con la impregnación androgénica del cerebro en la edad prenatal, que se hace en proporciones variables entre las personas XX, XY, XXY, etcétera.
Esto lo ha reconocido el Comité Olímpico Internacional recientemente, para resolver la frecuente presencia de personas variantes de sexo en las competiciones, midiendo sus niveles de testosterona.
En la historia personal de cada cual, esta realidad intersexual cerebral puede expresarse en actitudes más o menos confusas o decididas, pero las actitudes psíquicas dependen en realidad de una configuración cerebral previa, que se adapta a la realidad según los muy variados esquemas culturales que cada cual encuentre y elabore.
Desde ahora, para contribuir a la clarificación de esta realidad biológica, me voy a definir como intersexual cerebral.
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