viernes, 18 de diciembre de 2020

'Mi ruido azul', de Marina Jade: "La música me salva a diario"

Ex de 'OT', relata su vida en un libro. "A los 12 años dije que me gustaban las chicas, pero me dieron tantos palos que decidí volver al armario"

"Mi abuelo me dio los valores que tengo, las ganas de luchar y el activismo", dice Marina, que acaba de publicar su libro 'Mi ruido azul'

Con ocho años sufrió bullying en el colegio, la llamaban 'la gordita' o 'la empollona'



Tiene sólo 22 años y ya ha escrito sus memorias. Quizás porque su vida, la de una chica que nunca ha sido convencional ni 'heteronormativa', es más atribulada e intensa de lo que cabría esperar a su edad. De niña conoció de cerca la violencia machista y el 'bullying'. Pero el libro de Marina dista mucho de ser un drama. Lo ha titulado 'Mi ruido azul' y en él habla sobre todo de las cosas buenas. De cómo su abuelo materno le dio fuerzas para salir del armario, de cómo el programa 'Operación triunfo' le cambió hace tres años la vida, y de cómo la musica la sigue "salvando a diario".

Marina Rodríguez Fernández, conocida por muchos como 'Marina, la de O. T.', nació en Sevilla, pero su manera de entender la música tiene mucho más que ver con Amy Winehouse que, por ejemplo, con la Pantoja. Amy es su referente. Hasta el punto de haber adoptado como apellido artístico Jade (pronúnciese 'Yeid'), por ser el segundo nombre de la desaparecida cantante británica: "Buscaba un apellido internacional, porque cantar en inglés apellidándote Fernández queda un poco raro", ironiza.

El jade es verde pero el color favorito de esta artista es el azul. "Quería titular mi libro 'Mi caos azul', porque soy bastante caótica, pero ya estaba registrado". Aficionada a escribir relatos de ficción, en su autobiografía Marina no ha querido profundizar en el dramático episodio de violencia machista que vivió su madre y que salió a la luz pública hace unos años. "No es algo de lo que tenga que dar explicaciones ni quiero entrar en detalles", puntualiza.

Ha preferido dedicarle un capítulo, "el más difícil de todos, porque murió justo hace un año", a Mariano, su abuelo materno. "Él me ha enseñado a ser quien soy. Me dio los valores que tengo, las ganas de luchar, el activismo y todo. Recuerdo que me decía: 'Si yo no tengo que salir del armario por gustarme las mujeres, ¿por qué ibas a tener que salir tú?' Era un hombre impresionante".

El abuelo fue un pilar fundamental para una niña cuya vida empezó a tambalearse muy pronto... "Con ocho o nueve años sufrí bullying", recuerda Marina. En el colegio la llamaban 'la gordita', 'la empollona', o 'la de los brackets'. "Mi infancia fue un poco rara, porque desde pequeña era la que más destacaba en clase por no ser normativa. Pero luego por suerte tenía la parte del conservatorio donde me sentia a gusto y podía ser completamente yo. Era como tener una doble vida, en plan Hannah Montana".

- Aquel beso de "doble filo".

Admite Marina que durante un tiempo ella fue su peor enemiga... Hasta que llegó O. T. "Gané en seguridad, en autoestima, en amigos, en experiencias". Durante aquella edición, marcada por concursantes tan rutilantes como Aitana o Ana Guerra, Marina acaparó todo el protagonismo cuando el día de su expulsión besó ante las cámaras a su pareja, un joven transexual llamado Bastián. "Aquel beso fue un arma de doble filo -observa la cantante-. Por un lado decías: qué sociedad tan abierta que emite esto en 'prime time'. Por otro, la gente se preguntaba si había sido algo premeditado. Yo sólo le había dado un beso espontáneo a mi pareja porque no la veía desde hacía semanas, como habría hecho cualquiera. Me di cuenta de que cuanto más se hablaba del tema menos visibilidad se le daba".

Con su salida del armario pasó igual. En su casa, Marina se sentía libre. Con doce años ya manifestó que le gustaban las chicas. "Luego, en la calle, me dieron tantos palos que decidí volver al armario", relata. Sin embargo, a los 17, harta de autoflagelarse y de sentirse incomprendida, se prometió que no iba a permitir que le hicieran daño. "Y empecé a utilizarlo como activismo".

Marina pasó la cuarentena en Madrid, junto a su hermana. "No me parece ético que algunos se salten las restricciones -opina-. Pero tampoco se puede criminalizar a los veinteañeros por reunirse, cuando luego el metro va a reventar. Estamos escuchando mensajes tipo 'si sales, estás matando a tu abuela' y pienso que eso, a la larga, va a afectar a la salud mental de los jóvenes".

Mientras prepara un disco en inglés y en castellano, la cantante sigue en proceso de aprender a quererse. "Pero una tampoco es menos por no haber llegado al clímax de la autoestima", recalca. De hecho, su libro pretende lanzar un mensaje para otros jóvenes que, como ella, se han sentido perdidos. "Quiero transmitir que no estamos solos, que aunque a veces pensemos que no hay salida y que nadie te entiende, siempre va a haber alguien que pueda ayudarte. Hay una salida para todo. Y siempre se puede mejorar".

(Arantza Furundarena, Ideal, 12/12/20)

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