"Durante la trayectoria migratoria no es posible reconocer, abiertamente, que eres lesbiana"
Con solo 28 años, Danielle Nicole Mboume lleva millones de vidas vividas y millones de oportunidades de perderlas todas por su orientación sexual. Es lesbiana y, en Camerún, amar a una persona del mismo sexo es un delito, razón por la cual, decidió escapar.
Dede entonces, ha pasado más de una década en la que le han sucedido muchas cosas: ha sobrevivido a una peligrosa ruta de migración que concluyó al llegar a las cosas europeas en patera; por el camino se cruzó y enamoró de la persona con quien más tarde se casaría, convirtiéndose en la primera pareja de mujeres africanas en contraer matrimonio de España; puso en marcha una asociación para ayudar a personas con experiencias similares y acaba de presentar su novela autobiográfica La única esperanza.
- ¿Qué ha supuesto para ti ser lesbiana en tu país?
- En Camerún, ser lesbiana es sinónimo de adorar al diablo, ser satánica o estar poseída. También se considera una enfermedad o algo así como una maldición traída por los occidentales...
- Un día decidiste dejar Camerún y venir a Europa, ¿te pudiste despedir de tu familia o saliste con lo puesto?
- Yo no decidí nada, tuve que irme corriendo debido a las amenazas que recibí y a las agresiones físicas de las que fui víctima. No me dio tiempo a despedirme de mi madre y era menor, solo tenía 16 años. Si me escapé fue para salvar mi vida. Salí de mi hogar familiar hace 12 años, Justo el tiempo que llevo sin verla cara a mi madre, tocarla o disfrutar de ella, como todas las niñas hacen con sus madres.
- ¿Cuál fue el catalizador que provocó que te fueras?
- Nada en concreto y todo. Ser mujer y que me gusten las mujeres. La homosexualidad en África, en general, está reprimida en muchos sitios. Lo sé porque he vivido en varios países del continente. Las mujeres somos las más perseguidas porque la cultura es patriarcal. Nuestra obligación es casarnos y tener muchas niñas y niños para ser bien vistas por la sociedad. Aquellas que no son madres, a partir de cierta edad, no son consideradas mujeres y empiezan a resultar sospechosas.
- ¿Cuánto tiempo tardaste en llegar a Europa y qué sucedió en ese trayecto?
- Invertí más de 2 años en mi trayectoria migratoria y tuve terribles experiencias que cuento en mi libro. Para ser sincera, debo decir que este camino no está destinado a las mujeres. Lo cierto es que los hombres también sufren, pero en nuestro caso es peor porque somos maltratadas, secuestradas y hasta vendidas por nuestros propios compañeros de viaje, por varones que, como nosotras, son migrantes y, por si eso no fuera suficiente, también por los nativos de cada nación que atravesamos.
- Pero por el camino conociste a la que hoy es tu mujer...
- Sí, ella es de Congo. Cuando abandoné mi tierra, busqué refugio en el país vecino y es allí donde nos conocimos y nos enamoramos, cosa que provocó que volviéramos a tener problemas por nuestra orientación sexual. Finalmente, optamos por irnos juntas a buscar algún espacio en el que estar a salvo.
Mi mujer y yo hemos vivido auténticas pesadillas, pero aquí estamos, vivas. Somos supervivientes.
- ¿Cómo es la ruta de la migración para una pareja de mujeres?
- Durante la trayectoria migratoria no es posible reconocer, abiertamente, que eres lesbiana. Si sufrimos por el simple hecho de ser mujer, imagina lo que nos hubiera sucedido de haber dicho que somos lesbianas... Probablemente, nos hubiéramos convertido en un plato de comida muy rica, rentable y que proporciona muchos beneficios para algunos hombres.
- ¿Tu destino final era España?
- No lo escogí, lo que sucedió fue que aquí decidieron protegerme con el estatuto de refugiada. En la actualidad, continúo siéndolo pero pronto conseguiré la nacionalidad.
- Y una vez llegaste aquí, ¿cómo te desenvolviste?
- No fue fácil establecerme en España, pero luché y me sacrifiqué muchísimo. Creo que mi experiencia y mi testimonio, que está contenido en el libro, pueden ser útiles para muchas mujeres que me ven como un ejemplo de superación y de independencia.
- Precisamente por eso, pusiste en marcha una asociación en tu barrio, Villaverde (Madrid), que cuenta con una rama que se dedica, específicamente, a trabajar con la comunidad LGTBI africana.
- Sí, se llama "Asociación Día-Día África Libertad". Está formada por activistas que hemos padecido experiencias similares. Cuantas más personas nos sumemos a la lucha, más objetivos podremos cumplir.
En el tema LGTBI, de momento, estamos centradas de forma exclusiva en gente que viene de África porque en nuestro continente hay una profunda falta de respeto a la orientación sexual del otro/a y una fuerte vulneración de derechos.
Por otro lado, me gustaría añadir que no solo trabajamos con colectivos LGTBI, también lo hacemos con grupos de mujeres africanas que viven en situación de marginación, puesto que esa era la situación en la que yo me encontraba. Mi objetivo es que denunciemos las injusticias, que no nos quedemos calladas.
Aquí, en España, me siento en total libertad, ya que estoy protegida, por eso grito cada día más alto para lograr que seamos más visibles y escuchadas.
- ¿Por qué decidiste escribir una novela autobiográfica?
- Porque he leído muchos libros y, hasta ahora, no he encontrado ninguno escrito por mujeres que hayan llegado en patera a España. Siempre los han escrito hombres, mientras nosotras, que también hemos llegado por esa vía, continuamos invisibilizadas. Ni quiero ser ni me considero la portavoz de las mujeres que han llegado de esta forma al país, simplemente, pretendo sumarme al hilo narrativo que ya existe y comenzar otro, en femenino, que espero que tenga continuación. Mi libro habla de mi experiencia real, de mi historia y no es más que el principio. Tengo previsto escribir una segunda parte.
- ¿Y después, qué?
- Me encantaría que mujeres que hayan tenido vivencias parecidas a la mía se animaran a contarlas y a librarse así de sus pesadillas. Por otro lado, deseo poder gozar del apoyo de los y las occidentales en mi lucha por la igualdad en África.
(Lucía Mbomío, Ctxt, Contexto y Acción)
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